Ante la llegada de nuestros hijos, los padres siempre nos ilusionamos con el dormitorio. Es un espacio limitado, pero allí expresamos todo nuestro afecto y también nuestra preocupación por su bienestar y correcto desarrollo.

Lo ideal es encontrar un ambiente propicio para la tranquilidad del bebé. Debemos elegir un espacio con buena ventilación e iluminación y ambientarlo en gamas de colores suaves que incitan a la calma y tranquilidad, sin recargarlo de juguetes y elementos decorativos.

Con respecto a la elección del mobiliario, hay cuatro elementos que no pueden faltar: una cuna, un mueble cambiador, uno de  guardado y una silla mecedora o sillón para acunar o dar de mamar al bebé. Si optamos por muebles de colores claros, lograremos mayor amplitud espacial y podremos combinar los complementos sin ningún inconveniente.

Otros consejos para tener en cuenta:
– Evitar colgar estanterías en la pared donde se apoyará la cuna;
– Para asegurarnos mayor seguridad, la distancia entre los barrotes no debe superar los diez centímetros;
– Redondear las puntas de aquellos muebles que se encuentren en la habitación;
– Quitar el vidrio de cuadro o marcos de fotografías que se coloquen para decorar;
– Se comprobó que los bebés tienden a llorar más en habitaciones pintadas de amarillo, por lo que es recomendable evitar ese color en particular.

La primer alcoba de un hijo debe ser práctica y estética para que el bebé se sienta cómodo, seguro y, por sobre todas las cosas, feliz en su rincón especial.

Escrito por Cecilia Favier de Decocasa