El color negro no es un color que se utilice mucho en la decoración. De hecho, para algunos, no es un color, sino todo lo contrario: la ausencia absoluta. Pero nosotros así lo percibimos y por eso lo clasificamos como un color más.
Su fama de tenebroso y poco acogedor, lo convierten en uno de los menos elegidos para las paredes del hogar, pero para reivindicarlo, aclaremos algunas cuestiones.

Si bien es un color que está poblado de connotaciones negativas, si se utiliza en la justa medida, tiene resultados muy delicados. Sin dudas, otorga sofisticación y elegancia. Su presencia es imponente y suficiente para atraer todas las miradas.

Los hogares más modernos o con tendencia minimalista hacen uso de este color. En el mobiliario y los detalles ya está instalado, pero aplicado en las paredes son pocos los que se le atreven.

Dado que es un color neutro, las posibilidades de combinarlo con otros colores son muchísimas. Con el blanco forman un dúo fascinante.

Si nos decidimos a implementarlo en nuestra decoración, comencemos aplicándolo sólo en un paño de la pared. Así no resultará tan invasivo y nos servirá para acostumbrar el ojo. Eso sí, nunca lo empleemos en habitaciones infantiles ni en espacios demasiado pequeños.

Escrito por Cecilia Favier de Decocasa

Fuente Imágenes: Desire to inspire, Neathome, Home Decor Arcade